Los mencionados problemas de identificación de la forma conllevan a subsecuentes problemas en el rastreo de ejemplares claramente pertenecientes al tipo, lo que impide actualmente tener una idea de su distribución e importancia en las redes de comercio de los productos lusitanos. De todos modos, se puede indiscutiblemente hablar de su presencia en yacimientos productivos cercanos, como las factorías de salazones de Lisboa (BUGALHÃO, 2001) o Tróia (ALMEIDA et alii, en prensa), y otros más lejanos como el Cuartel de Hernán Cortés en Mérida, la capital de la provincia (ALMEIDA y SÁNCHEZ HIDALGO, 2013), así como en Sevilla, en el Patio de Banderas del Alcázar (constatación personal de R. de Almeida y E. García Vargas).
Lo más probable es que un número mucho más grande de fragmentos de Keay XVI se encuentre oculto entre los de Almagro 50 documentados en múltiples contextos del mediterráneo, cronológicamente balizados entre los siglos III-V d.C., tales como Hispalis, Roma, Tarraco, Barcino, Pisa, Cerdeña (Nora, Porto Torres, Cagliari), Sicilia (Cephaloedium, Carabollace), Galia (Lyon, Arles, Narbona, Marsella), y entre otros más que probables centros de consumo.
Se admite un contenido de preparados piscícolas por paralelismo con el tipo bético original, y por su asociación con la forma Almagro 50 en los alfares y en las factorías de salazones lusitanas.
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