La cronología inicial la sitúan claramente sus primeros estudiosos en la segunda mitad del s. I a.C. y más exactamente, desde el último tercio (Nolla y Solías, 1984-1985, 138). En concreto, en la Layetania, en base a los materiales de Baetulo, M. Comas coincide con esta datación de primera mitad del s. I a.C. indicando que durante el decenio 40-30 a.C. es mayoritaria, representando el 50% de las ánforas layetanas (Comas y Casas, 1989, 582; Comas y Carreras, 1998, 222), aunque esta datación ha sido rebajada por M. Beltrán Lloris hasta los dos últimos decenios del s. I. a.C. (2008, 274-275).
Aún en el Maresme, en Iluro (Can Puig) aparecieron fragmentos en un contexto datable entre 50-40 a.C. (García i Rosselló y Gurri i Costa, 1996-97, 409). En el Vallès, en Castellarnau, Sabadell), el ejemplar más antiguo, del tipo D, llevaba una marca ibérica en el pivote, fechándose a inicios de la segunda mitad del s. I a.C. (Artigues y Rigo, 2002). En el centro productor de El Vilarenc, la Tar. 3 es la forma más abundante hacia el cambio de era (Revilla, 2010, 204).
Los pecios, por su parte, nos ofrecen dataciones bastante precisas: el de Cala Bona (Cadaqués, Girona) se fecha entre el 50 y el 30 a.C. (López Mullor y Martín Menéndez, 2008, 54) y el de les Illes Formigues (Palamós, Girona), entre el 40 y el 30 a.C. (ibídem, 53). De parecida cronología es el de Cap Béar 3 (Port Vendres) (Colls, 1986, 201-213). Como continuación de esta ruta marítima, en el Sudoeste de la Galia, en Périgueux, se data antes del 40 a.C. (Berthault, 1998, 451) y en Saintes a principios de Augusto (Laureanceau, 1988, 271-272).
Hacia el interior peninsular, se encuentra en Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza): aunque minoritaria respecto a los demás tipos tarraconenses (Pascual 1, Dr. 2/4 y Oberaden 74), aparece en estratos que van del 20 d.C. al abandono de la colonia, hacia el 68 d.C. (Beltrán Lloris, 2008, 275) aunque con toda probabilidad se trata de materiales residuales.
De todos datos estamos en condiciones de inferir que se fabricó y se comercializó su contenido ya desde el 40 a.C., tal vez desde un decenio antes. El período más importante fue, sin duda, entre 40/20 a.C. Para algunos autores, a partir del segundo decenio a.C., se observa su decadencia, desconociéndose si llegó a principios del s. I d.C., esto es, a finales del principado de Augusto (Nolla y Solías, 1984-85, 137; Comas y Casas, 1989, 582; López Mullor y Martín Menéndez, 2009, 697).
Una secuencia importante nos la ofrecen los silos de Ampurias, donde aparece en el último tercio del s. I a.C en un contexto preagustal (30-25 a.C.) (silo 2150), pero todavía no en el 4777, datado alrededor del 50 a.C,.llegando hasta época augustal (10 a.C-10 d.C., silo 1107) y ya no aparece en época tardo augústea o principios de Tiberio (10-20 d.C, silo 1032) (Aquilue, Castanyer, Santos y Tremoleda, 2008, p. 41-52). En cualquier caso, aparece todavía, y no en forma residual, en Iluro, en contextos augusteos (10 a.C.-10 d.C.) junto a la Pascual 1 pero no con la Dr. 2/4 (García y Gurri, 1996-97, 410-411).
Es significativa su ausencia, entre otros, de los centros de producción relacionados con Barcino (Carreras, 2009 a y b), y de los centros productores del Baix Llobregat, lo que indicaría, dada la importancia que tuvo la nueva colonia en la explotación de la viña y del comercio del vino de su hinterland, que en sus primeros años de existencia ya no se fabricaba.
Acerca de los centros de producción, hay que citar dos obras de conjunto (Revilla, 1995 y Tremoleda 2008, 113-150), añadiendo las aportaciones regionales: Girona (Nolla, 2008) y Maresme (Olesti, 1995, 202-203, López Mullor y Martín Menéndez, 2008, 696 ). De Norte a Sur, son los siguientes, con la cronología global de producción del alfar:
Mención aparte es el yacimiento del Mas d’Aragó (Cervera del Maestrat, Castellón), dentro ya del área ilercavona, a unos 12 kms. del mar, pero cuya salida habría que localizar en Vinaròs, Benicarló o Peñíscola (Járrega, 2009, 115-116). Sin embargo Aranegui Gascó (2008, 228-229) y J.A. Gisbert (2008, 391) no indican que se fabricaran Tar. 1.
Como conclusiones generales, destacamos la fabricación de varios tipos anfóricos en un mismo centro productor: Pascual 1, Oberaden 74, Dr. 2/4 y Dr. 7/11 principalmente. Observamos un predominio de alfares en la costa central (comarca del Maresme, especialmente en el valle de Cabrera y en relación con el oppidum cercano de Burriac, y posteriormente con los centros urbanos de Baetulo e Iluro, ya desde el primer cuarto del s I. a.C. (Olesti, 1995, 201-211 y 1996-97, 443; Martín Menéndez y García Rosselló, 2007, 80).
Es asimismo notable la ausencia de centros productores en el ager tarraconensis (Járrega y Prevosti, 2011), y en el ager dertosanus (Járrega, 2009) así como en Barcino (Aguelo y Huertas, 2009; Carreras, 2009a).