Distribution

El mayor obstáculo y problema actualmente existente radica en la escasez de datos sobre la  procedencia de gran parte de los ejemplares conocidos del tipo, siendo imposible saber si se trata de individuos béticos o lusitanos. Dicho handicap conlleva a subsecuentes problemas en el rastreo y diferenciación de los ejemplares de ambas provincias e impide de tener una idea de su distribución e importancia en las redes de comercio de los productos lusitanos.

Se asume una distribución centrada en el Mediterráneo central y occidental  (PANELLA, 1973; MANACORDA, 1977), pero sin la seguridad de que se traten de piezas con origen lusitano. La mayoría de las veces la procedencia de las mismas es determinada con base únicamente en criterios morfológicos, en afinidades con alguna pieza de un determinado lugar: otras, con base en una corriente de pensamiento/historiográfica que dictamina el origen del tipo por inercia; más parcos los casos en que la misma se fundamenta en criterios visuales y análisis por lo menos petrográficos, como es por ejemplo el caso del pecio siciliano de Randello – una de las referencias obligatorias para este tipo, en el que se pudo determinar un origen atribuible al complejo Tajo/Sado (PARKER, 1989, 650) – o de Tarraco (REMOLÁ VALLVERDÚ, 2000, 189).

Lo más probable es que gran cantidad de piezas con origen en la Lusitania se encuentren entre los inúmeros hallazgos de ánforas  Almagro 50 cuya procedencia, basada en criterios analíticos petrográficos o químicos, no haya sido determinada, o aún entre otras piezas clasificadas como Keay XVI. El universo de su distribución comprende hipotética y potencialmente numerosos contextos del mediterráneo, sobre todo central y occidental, cronológicamente balizados entre los siglos III-V d.C., tales como, Roma, Barcino, Pisa, Cerdeña (Nora, Porto Torres, Cagliari), Sicilia (CephaloediumCarabollace), Galia (Lyon, Arles, Narbona, Marsella), entre otros más que probables centros de consumo.

De todos modos, se puede indiscutiblemente hablar de su presencia en yacimientos productivos cercanos, como las factorías de salazones de Lisboa (BUGALHÃO, 2001) o Tróia (ALMEIDA et alii, en prensa), y otros más lejanos como el Cuartel de Hernán Cortés en Mérida, la capital de la provincia (ALMEIDA y SÁNCHEZ HIDALGO, 2013), así como en Sevilla (GARCÍA VARGAS, 2007, 340), Portus Ilicitanus (MÁRQUEZ VILLORA, 1999, 49-50), Tarraco (REMOLÁ VALLVERDÚ, 2000, 189-190).

Content

Se atribuye un contenido de preparados piscícolas al tipo Almagro 50, con base en dos grandes líneas de evidencia.

La primera, la evidencia directa proporcionada por el hallazgo de Sardina Pilchardus  en ejemplares del pecio de Port-Vendres I / Anse Gerbal (CHEVALIER y SANTAMARIA, 1971, 32), con un calibre de 22-25cm; también en piezas del pequeño pecio de Randello, que presentaban pez, y en las cuales habían sido envasadas sardinas enteras (WHEELER y LOCKER, 1985, 97-100; PARKER, 1989, 650); garum hecho a base moluscos, del que se recuperaron innumerables conchas (pectunculus pilosus) en piezas del pecio Planier VII (BENOIT, 1962, 159); y aun posiblemente scombri, a juzgar por los restos de por lo menos un ejemplar del pecio de Sud-Lavezzi 1 (LIOU, 1982, 437-444; BOST et alii, 1992, 204); restos de pescado indeterminado en el pecio de Sud Lavezzi 1 (FABIÃO y GUERRA, 1993, 1005-1006). Estos datos, piedra angular de la naturaleza de este contenedor, fueron referidos sistemáticamente en los últimos 40 años (CARANDINI y PANELLA, 1981; KEAY, 1984; PARKER, 1989, 650) sin que se haya podido añadir información más novedosa en las últimas dos décadas.

La segunda línea de evidencia, la indirecta, radica en la proximidad inmediata recurrente que existe entre las alfarerías que produjeron esta ánfora y los complejos transformadores salazoneros. Según varios autores, dicha relación refuerza el carácter salazonero de este tipo anfórico (FABIÃO y CARVALHO, 1990; ÉTIENNE, 1990).