Estas imitaciones de Dressel 20 no se conocen fuera del territorio catalán. Su razón de ser parece limitarse a un mercado regional. Por la escasez de datos no es posible valorar el talante de esta industria y su alcance económico. Cabe pensar por los testimonios del Passatge Cobos en Tarraco y de Tapinería en Barcino que estas imitaciones se distribuían en las ciudades como una opción alternativa y minoritaria a las más copiosas ánforas de aceite que llegaban regularmente desde la Bética.
Supuestamente aceite por la forma del envase. La existencia de estas imitaciones en Cataluña demuestra que una parte de los excedentes olearios de la Tarraconense Oriental se llegaron a envasar y distribuir en ánforas, aprovechando la oportunidad que brindaba la “edad de oro” de la industria y el comercio del vino catalán en Dressel 2-4. No obstante, lo lógico es pensar que la mayor parte de la producción de aceite no se envasaba en ánforas para el consumo local, y si se distribuía regionalmente se hacía por otros medios (odres) de transporte terrestre. También hay que tener en cuenta que el déficit de aceite en las ciudades del litoral catalán y las villae de los territorios circundantes se compensaba con productos de importación, siendo la provincia bética la principal suministradora de aceite de oliva en la Tarraconense durante el Alto Imperio romano (Berni, 2008).