Al igual que se ha descrito para el caso de las Ramon T-8211 y T-12112, los datos aportados por la investigación más reciente en las áreas industriales de la bahía gaditana sugieren que (al menos en este escenario concreto) el origen remoto de esta serie anfórica podría remontarse incluso a la etapa púnica plena. Formas formalmente híbridas consideradas como cerámica común fabricadas en la fase del siglo V a.C. de Camposoto (tipos XIa2-3; Ramon et al., 2007: 252-253), caracterizadas por bocas anchas de bordes simples, asas no muy diferentes a las anfóricas, cuerpos de tendencia acilindrada y -presumiblemente- fondos rehundidos. Estas formas descendientes de los pithoi arcaicos tuvieron una continuidad destacada en las fases de producción del siglo IV y de la primera mitad del III, conservando su esencia pero adoptando progresivamente características formales más aproximadas a las de las ánforas contemporáneas, especialmente tras adoptar de forma generalizada asas "de orejeta" semicirculares (desechando en general la secciones aplanadas, a partir de entonces propias de jarras medianas o pequeñas). Desde nuestra perspectiva actual, las primeras versiones del grupo definido actualmente bajo el nombre de T-9111 se encontrarían en este tramo medio del siglo III, heredando el fondo rehundido propio de las formas comunes de almacenaje que dieron inicio a su línea evolutiva, constituyendo desde los inicios una línea diferenciada de las T-8211 (contra Ramon, 1995, 226-227; Carretero, 2004).
Figura 3 - Prototipos antiguos de las ánforas T-9111 documentados en el saladero gaditano de San Bartolomé (1-5), en la factoría portuense de Las Redes (6-7) y en la fase final de CDB-Las Cumbres (8) (a partir de De Frutos et al., 1988 y Niveau, 1999) |
Este origen mestizo de la familia anfórica de momentos tardopúnicos, muy diluido ya por entonces, es aún difícil de rastrear arqueológicamente en secuencias diacrónicas tanto en contextos de consumo como de producción, y de igual forma cabe apuntar la práctica inexistencia de ejemplares completos de estos híbridos de los siglos V/IV y de las primeras formas directamente precursoras de los cilindros de fondo plano bien conocidos a partir del tramo final del III. Por tanto, la secuencia evolutiva que puede describirse ahora debe ser tomada con cautela, al menos en lo que se refiere a sus fases más antiguas, a falta de ir sumando nuevas evidencias más explícitas. Los primeros ejemplares del T-9111 que responden morfométricamente a los estándares "clásicos" del tipo pueden datarse grosso modo en la segunda mitad del s. III, caracterizándose en depósitos como el abandono del Horno 5 de Torre Alta por sus labios diferenciados apuntados y cortos, asas relativamente pequeñas, acanaladura a la altura de aquellas, paredes finas, acabado cuidado, etc. (figura 4, 7-8), características que ejemplifican a la perfección individuos recuperados en depósitos de esta cronología como el horizonte documentado en la Plaza de San Ginés de Cartagena (Martín, 1998), los niveles de abandono del CDB-Las Cumbres (Niveau, 1999) o el vertedero documentado en el alfar gadirita de Luis Milena (figura 3, 8 y figura 4, 1-6, respectivamente). Otros niveles del entorno gaditano bien fechados en este tramo final del siglo III, como la fase final del saladero de Las Redes (figura 3, 6-7) o el horno alfarero recientemente exhumado en la C/ Real de San Fernando (figura 4, 9-15) aportan materiales de características similares, incluyéndose ejemplares que por sus dimensiones parecen reproducir en un módulo 1:2 los envases comerciales estandarizados (figura 3, 5).
Figura 4 - Morfología de las producciones de T-9111 propias de la recta final del siglo -III inicios del -II, según muestran algunos depósitos alfareros insulares gadiritas: talleres de Luis Milena (1-6), horno 5 de Torre Alta (7-8) y Calle Real (9-15) |
Entre los años terminales del siglo III y los inicios del II parece poder situarse una fase de evolución formal durante la cual parecen convivir los parámetros morfométricos y atributos tradicionales con novedades, desarrollándose en estos años paulatinamente el aspecto más conocido de este tipo que será ya el representativo de gran parte de las décadas restantes del siglo II. Hallazgos inéditos del CDB, depósitos de vertedero excepcionales como los documentados en el Sector I de Torre Alta (figura 5) o fotografías del final de la II Guerra Púnica como la capturada por el relleno de la Cisterna Prerromana 3 de Lucentum (figura 6) (Olcina et al., 2010), ilustran con nitidez esta convivencia de formas tradicionales y evolucionadas, que en el ámbito gaditano parecen ser producto probablemente de relevos entre los artesanos locales y nuevos conceptos de estandarización de formas y medidas. La producción de estas anforillas seguiría incluyendo a partir de entonces la producción paralela de diversos módulos, y entre ellos individuos que casi pueden calificarse de miniaturas (similares a las bien conocidas basadas en T-11210 o T-12110) (figura 5, 8-9).
Figura 5 - Tipología de las T-9111 documentadas en los depósitos de vertedero exhumados en la campaña de 1995 en el alfar de Torre Alta, con la coexistencia de morfologías "arcaizantes" y modelos evolucionados portando estampillas en las asas |
Es en este momento cuando parecen fijarse de forma definitiva como nota dominante los cuerpos de tendencia cilíndrica con asas pequeñas y acanaladuras cada vez menos frecuentes, hasta quedar en un único surco sobre el que apoyan tanto asas como sellos. Los labios en esta fase serán la zona que sufra una mayor evolución, pues tras superar las formas apuntadas y planas (normalmente proyectadas al exterior o verticales) comienzan a proliferar los individuos con labios plegados al interior y notablemente redondeados cada vez más engrosados y prominentes. Al igual que el tamaño general del envase, también las asas parecen menguar progresivamente hasta estabilizarse en una medida media, similar a la detectada sobre las T-12112.
Figura 6 - T-9111 recuperadas en el relleno de una cisterna amortizada a consecuencia de las acciones bélicas del final de la II Guerra Púnica en Lucentum (a partir de Olcina et al., 2010) |
Al menos en el ámbito gaditano hacia finales del primer cuarto del siglo II la forma habría encontrado ya una cierta estabilidad formal, aunque con una destacada variabilidad debida a la diversidad de talleres y artesanos, con cuerpos de marcada tendencia cilindroide muy estrechos en la base y labios plegados o macizados notablemente engrosados al interior y redondeados. Es probable que en este intervalo y dentro de esta tendencia de crecimiento del número de manos y talleres productores surgiesen variantes como las T-9112 y T-9121 (Ramon, 1995, 227-228), así como otras no tipificadas en esfuerzos sistematizadores precedentes (Carretero, 2004). Al igual que en el proceso evolutivo observado en las T-8211, en el caso de las T-9111 también parece intuirse una progresiva pérdida de anchura tanto en la boca como en el cuerpo, siendo los ejemplares de la segunda mitad de la centuria (en general) notablemente más estrechos y estilizados que sus predecesores.
Buena muestra de esta diversidad propia del tramo central y final del siglo II a.C. son los numerosos envases de estas variantes documentados en La Caleta y en general en el entorno subacuático de la bahía gaditana (Muñoz, 1993) (figura 7), fruto de una intensa comercialización marítima de estas anforillas. Estos perfiles ya consolidados perdurarán durante los dos cuartos centrales del siglo II, siendo testimonio de su expansión y predominio contextos tan conocidos como los hallazgos de los campamentos del cerco numantino o el pecio de Illa Pedrosa (Sanmartí y Principal, 1998), ambos situados en el tercer cuarto del II a.C. Los contextos industriales, así como el amplio mapa de distribución de la forma, ilustran una perduración de estas morfologías de tamaño medio, labios engrosados al interior y cuerpos de tendencia acilindrada hasta la extinción final de la producción, sin que en el último tramo se observen modificaciones sustanciales de las tendencias en vigor en las décadas precedentes.
Figura 7 - Diversidad tipológica de las T-9111 evolucionadas evidenciada a partir de los ejemplares documentados en diversas áreas del entorno subacuático de La Caleta gaditana (a partir de Muñoz, 1993) |
Borde. En los individuos más antiguos correspondientes a la producción de la segunda mitad del siglo III los bordes predominantes corresponden a formas de tendencia vertical o levemente exvasada, a modo de cinta pegada al exterior de la pared y acabadas en la parte superior de forma más o menos apuntada (figura 8, 1-9 y 13-14), en ocasiones dejando un hueco vacío fruto del proceso de plegar la pared hacia el exterior (figura 8, 10-11). Las formas propias de la transición de los siglos III/II, evolucionadas a partir de los prototipos tradicionales anteriores, parecen adquirir ya al final de la etapa bárcida una morfología más redondeada, aunque aún en la generalidad de casos siguen plegando la pared al exterior, generando al mismo tiempo un surco o depresión horizontal que delimita el labio respecto del resto de la pared (figura 8, 12). Esta tendencia general parece imponerse ya desde los inicios del siglo II, dando lugar comúnmente a labios verticales al exterior (no salientes o proyectados en general) y completamente redondeados y engrosados al interior, conservando en ocasiones la reminiscencia metodológica del vacío generado al plegar la pared (figura 8, 18-20). Durante el siglo II, con el crecimiento de variantes del tipo, la morfología y método de fabricación de los bordes parece paralelamente también más heterogénea, dominando formas macizadas redondeadas engrosadas al interior (figura 8, 15-35). Asimismo, en estos momentos otros tipos de bordes de tendencia subtriangular también parecen adquirir cierto auge, siendo las incisiones exteriores más raras y poco numerosas conforme el tipo se acerca a su ocaso (figura 8, 25-28, 32).
Figura 8 - Propuesta de tendencia evolutiva de los bordes de T-9111 a partir de los datos de las producciones gadiritas (ampliado a partir de Sáez, 2008a-b) |
Cuello. La forma no posee cuello.
Asa perfil. Las asas normalmente presentan una morfología semicircular (más raramente de 2/3 de círculo), con un tamaño progresivamente más pequeño adaptándose a la reducción de tamaño habitual en las variantes de T-9111 más tardías. En los ejemplares más antiguos pueden alcanzar tamaños destacables, incluso análogos a los de las T-8211 contemporáneas, situándose el arranque superior siempre directamente sobre la pared sin conectar con el borde (figura 9, 1-2). Las variantes clásicas del siglo -II presentan generalmente asas mucho más pequeñas, de perfil semicircular o de 1/3 de círculo, a veces muy delgadas y poco sólidas, cuyos arranques superiores arrancan siempre del surco o incisión que delimita la pared del borde (figura 9, 4-5).
Figura 9 - Propuesta de tendencia evolutiva de las asas de T-9111 a partir de los datos de las producciones gadiritas (ampliado a partir de Sáez, 2008a-b) |
Asa sección. La sección suele ser de tendencia circular o ligeramente oval, normalmente no completamente regular en cuanto a su anchura en todo el recorrido del asa. No resulta infrecuente la existencia de pequeñas deformaciones, aplanamientos parciales o pequeñas improntas en la zona exterior del asa, fruto en muchas ocasiones del apoyo de los envases en alguna superficie irregular durante el proceso de secado previo a la cocción.
Espalda/hombro. No posee, pues la boca es en realidad prácticamente el producto de la prolongación de la pared del cuerpo, especialmente en los ejemplares propios del siglo II.
Cuerpo. Aún a falta de ejemplares completos, las versiones más antiguas del T-9111 parecen poseer cuerpos de marcada tendencia cilíndrica, con una zona de diámetro máximo baja que da lugar a una inflexión previa al fondo rehundido (sin llegar a conformar aristas o carenas). Este esquema general parece perdurar en buena parte de las variantes propias de la recta final del siglo III y la primera mitad del II, existiendo en esta última centuria gran cantidad de variaciones de tamaño y acabado (con índices de relación diámetro/longitud muy diferentes, fondos rehundidos de ancho variable, formas con extremos superiores redondeados invasados, etc.) (figura 10).
Figura 10 - Principales tipos de perfiles de T-9111 determinados por los individuos de producción gadirita (a partir de Sáez, 2008a-b) |
Base. Como herencia de sus orígenes remotos, los diversos estadios evolutivos de este grupo anfórico presentaron siempre fondos rehundidos (figura 11) prácticamente idénticos a los registrados en las tinajas de almacenaje y grandes jarras de la producción tardopúnica gaditana (Sáez, 2008). No ha sido posible hasta el momento discriminar diferencias crono-tipológicas significativas entre las diferentes fases de producción de este esquema, adaptándose en cada caso necesariamente a la anchura global de cada envase (documentándose sobre todo en el siglo II variantes muy estrechas y con angulaciones vivas propias de ejemplares con índices de relación de anchura/altura muy bajos). En general, al menos para la producción gaditana de esta forma, parece que los fondos anchos y bajos son predominantes entre los productos de las fases de producción del siglo III, mientras que en la centuria siguiente la diversidad de prototipos de cuerpos es directamente proporcional a la variabilidad de fondos. En estado fragmentario resultan elementos de escasa utilidad para precisiones tipo-cronológicas, y asimismo son fáciles de confundir con las producciones comunes antes citadas.
Figura 11 - Tipologías de los fondos de T-9111, a partir de ejemplares de producción gadirita |
Metrology | Value |
---|---|
Maximum height (cm) | 75 |
Maximum width (cm) | 30 |
Maximum rim diameter (cm) | 14-25 |
Container weight (kg) | - |
Typical Capacity (Lt) | - |