En realidad bajo esta denominación debemos ser conscientes de que actualmente estamos encerrando a un grupo o familia morfológica muy diversa y numerosa (tanto como lo fueron sus talleres) que establece indisolubles lazos con otras formas diferenciadas por J. Ramon (T-9121 y T-9112) que comparten un mismo origen, concepto y significado histórico. La situación historiográfica es así en cierta manera incipiente, y de ello se deriva una posibilidad de ordenación de estas ánforas aún parcialmente limitada en varios aspectos, por lo que pueden apuntarse ahora apenas unas líneas generales que deberán ser matizadas y sistematizadas con mayores bases con el progreso de su caracterización e identificación.
Se trata de envases de reducido tamaño (figura 1) inicialmente definidos a partir de los materiales de los campamentos del cerco numantino y del pecio de Illa Pedrosa (Sanmartí, 1985a-b). Este autor, además de dar a conocer el tipo y de apuntar un primer ensayo de dispersión, apostó por un origen andaluz-levantino para las mismas y vio con claridad su relación formal y cultural con las T-8211, relacionándolas provisionalmente con el abastecimiento oleario (no alimentario) de las guarniciones romanas. Posteriormente estos envases fueron incluidos en la tipología de las ánforas gaditanas realizada por A. Muñoz (1987, 475-476) como tipo E-2 dentro de las formas locales, subdividiendo en A y B las dos variantes principales conocidas hasta el momento. El catálogo de individuos completos fue notablemente ampliado poco después por este autor con la divulgación de varios ejemplares procedentes de contexto subacuático en el yacimiento gaditano de La Caleta (Muñoz, 1993).
Figura 1 - Ánforas T-9111 documentadas in situ en el edificio comercial y militar excavado en la zona de La Alberca de Lorca, Murcia (a partir de Martínez Alcalde, 2006) |
Sin embargo, serían los resultados preliminares de Torre Alta (Perdigones y Muñoz, 1990; De Frutos y Muñoz, 1994) los que proporcionaron informaciones acerca de un primer centro productor y dejaron al descubierto que el fenómeno tardopúnico gadirita del estampillado afectó a esta serie local hasta con tres iconografías distintas ubicadas tanto en el labio como en la parte superior de las asas. Asimismo, la divulgación de los hallazgos anfóricos procedentes de la factoría salazonera de Las Redes (De Frutos, Chic & Berriatúa, 1988) y en general de la bahía gaditana (Muñoz, De Frutos y Berriatúa, 1988) pusieron de manifiesto tanto la estrecha relación con la industria salazonera con su presencia constante en los saladeros como su protagonismo porcentual en las fases avanzadas de esta industria. Nuevos trabajos (Ferrer y García Vargas, 1994) ampliaron notablemente el catálogo de puntos en que estas anforillas fueron consumidas, precisando su cronología y poniendo el acento en sus relaciones formales con las T-8211 y las ánforas acilindradas centromediterráneas.
Posteriormente J. Ramon (1995, 226-228) incluyó estos envases en sus tipos T-9111 (variante A de Muñoz), T-9112 (variante B) y T-9121, aquilatando cuestiones de cronología, origen morfológico y morfometría, además de presentar un novedoso mapa de distribución más amplio y completo que insinuaba ya la importancia exportadora de estas pequeñas ánforas (aspectos económicos y tipológicos precisados posteriormente en Ramon, 2004 y 2008). Según este autor, las T-9111 y el resto de variantes de fondo rehundido serían el exponente más reciente de la evolución formal de las T-8211, a las que habrían sustituido durante el siglo II a.C. y con las que compartirían un contenido eminentemente (si no exclusivamente) salsario (figura 2). Posteriormente la forma fue revisada por E. García Vargas (1998, 63-65), quien sintetizó la información precedente e introdujo novedades derivadas especialmente de la reevaluación de los resultados de las campañas pioneras de Torre Alta.
Figura 2 - Propuesta tipológica de J. Ramon Torres y esquema de evolución de las series de producción regional extremo-occidental emparentadas con las T-9110 (Ramon, 1995) |
En estos últimos años han sido las investigaciones en alfarerías gadiritas las que han aportado sugerentes novedades sobre estas bases fijadas por Ramon, destacando centros como Pery Junquera (González et al., 2002) que han dotado a la forma de un nuevo centro productor y han generado suficientes contextos para elaborar un cuadro evolutivo preliminar de estas producciones a lo largo del siglo II a.C. (Carretero, 2004). Recientemente este notable avance en las investigaciones de centros alfareros ha permitido dar nuevos pasos adelante en la sistematización y ordenación crono-secuencial de las cerámicas de producción gadirita, a partir de una metodología de tipo contextual que permitiese precisar lapsos temporales y leer con más detalle procesos evolutivos e influencias (Sáez, 2008a-b). En este sentido, no son pocas las novedades generadas en relación a las T-9111, como una multiplicación de sus centros productores, del corpus de sellos estampados sobre ellas o la definición de unos orígenes hasta fechas recientes muy debatidos.