El momento inicial comprende los períodos tardorrepublicano y tempranoaugusteo, con una horquilla cronológica de ca. 30 años que situamos entre mediados del s. I a.C. y el año 19 a.C. que puso fin a la campaña militar de Augusto contra los Cántabros. Existe un ejemplar de la Madrague de Giens (Tchernia et alii, 1978) que se databa entre el 80-60 a.C., si bien actualmente se cree que no se trata de una Haltern 70 sino de una ovoide bética.
La fase Augusto-Tiberio se corresponde con el período de mayor apogeo comercial. Cronológicamente, el momento de mayor prosperidad de la producción se circunscribe a los tiempos de la formación del Limes de Augusto en Germania en el último cuarto del s. I a.C. La Haltern 70 se fabrica y comercializa junto con los primeros prototipos de ánforas olearias béticas, conocidos con los nombres de Oberaden 83 (las más antiguas) y Haltern 71 (las más modernas), que más tarde, con Calígula-Claudio, derivaron en la forma tradicional globular Dressel 20 (Berni, 1998, 26 ss.).
La fase Claudio-Nerón alcanza un volumen de producción y distribución importante que pone de manifiesto que se trata de un período de estabilidad comercial. El escenario de la producción coincide con la eclosión del ánfora globular Dressel 20 en el interior de la Bética.
Los datos actuales certifican, con una información contrastada, la prolongación de este comercio durante la segunda mitad del s. I d.C. Ciertamente, existe una fuerte caída de las exportaciones en los mercados receptores. La progresiva disminución de las exportaciones puede deducirse por la propia composición de los medios de transporte marítimos con cargamento de productos béticos, dado el papel cada vez más marginal de la Haltern 70. La Haltern 70 desaparece del registro arqueológico a finales del s. I d.C.
Figura 1.- Cuadro resumen con algunos valores metrológicos conocidos para la Haltern 70 (Berni, 2011, fig. 11) |
La geografía de la producción de la Haltern 70 es bastante amplia y dispersa, ocupa las regiones meridionales de la península ibérica, entre la Bética y Lusitania. Se produce en diferentes regiones de la Bética. Tanto en el valle alto y medio del Guadalquivir (figura 2), la zona del Bajo Guadalquivir también conocida como las Marismas, Huelva y la costa gaditana (Carreras Monfort et alii, 2004). Algunos talleres se han identificado en estas tres áreas, pero sólo se han excavado en extensión completamente los de Puente Melchor, Hospital de las Cinco Llagas o Pinguele. Parece ser imitada en talleres de Lusitania (valle del Tajo) y en la ciudad de Mérida.
La producción del interior del Valle del Guadalquivir y Genil es la más importante y dispersa ya desde los orígenes de la Haltern 70 (Berni, 2011, 97 ss.). Existen testimonios de una industria augustea de Haltern 70 en Alcalá del Río. Una zona de ámbito rural con una producción significativa de Haltern 70 se localiza por el tramo del río que delimitan las poblaciones de Cantillana (Naeva) y Tocina. Otra zona de interés viene indicada por la desembocadura del río Corbones. Las recientes excavaciones en el actual casco urbano de Carmona están aportando nuevos datos sobre los momentos iniciales de estas producciones. Existen evidencias de Haltern 70 en Tostoneras, Arva, Mesa de Lora, La Catria, Peñaflor (Celti). Poco se puede decir sobre la producción de Haltern 70 por el territorio de Astigi. La zona que más llama la atención por su abundancia se encuentra al norte de la población de Palma del Río, ya dentro del antiguo límite meridional del territorio de Córdoba. La última región de probado interés para este estudio se extiende por las dos orillas del río Guadalquivir en el área de influencia de la población cordobesa de Posadas (Detumo).
Figura 2.- Mapa del valle del Guadalquivir y Genil con evidencias materiales de Haltern 70 (Berni, 2011, fig. 12) |