En la villa romana de Puig Rodon (Corçà) en la comarca gerundense del Baix Empordà, se documenta en estratos de finales del siglo III y del IV d.C. (Casas, 1986, 15-17; Nolla y Casas, 1990, 199-203; Tremoleda, 2000, 128-129), que es muy tardía, por lo que se considera que se trata de material residual (López y Martín, 2008 b, 83). A falta de otros datos más claros, habrá que considerar el paralelo cronológico de la producción gala, que se fecha a partir de mediados del siglo I d.C., y especialmente desde época flavia (años 70 d.C.), con un período de producción principal centrado en el siglo II d.C. y perdurando hasta un momento indeterminado del siglo III d.C. (Manacorda, 1977, 145-149; Tchernia, 1980, 306; Laubenheimer, 1985, 390-395). Esta cronología, por paralelismo, ha sido atribuida también a la producción catalana (López y Martín, 2008 b, 83).
Se ha indicado insistentemente que las ánforas galas sustituyen en el mercado a las tarraconenses, lo que si bien no es exactamente así, podría quizás documentarnos una producción en esta última área posterior a la del resto (a partir de finales del siglo II d.C.). adoptando los modelos galos triunfantes en el mercado. Sin embargo, hasta ahora ello es solamente una hipótesis, pues no podemos descartar una producción paralela a la de otras formas originarias de esta zona.
A partir de los hallazgos efectuados en Ampurias, J.M. Nolla postuló por primera vez su producción en la costa de la Tarraconense (Nolla, 1974-75, 193-194). La identificación de algunos talleres de producción, en concreto Santa María de les Feixes –Cerdanyola- (Pascual 1977, 68-69), en la actual provincia de Barcelona (comarca del Vallès Occidental), así como Llafranc –Palafrugell- (Nolla, Canes y Rocas, 1982, 173-176) y Can Lloverons (Castell d’Aro) (Tremoleda, 2002, 40-46), en la actual provincia de Gerona (comarca del Baix Empordà) permite documentar con seguridad su producción en la zona costera septentrional y central catalana.
Un aspecto interesante lo aporta la probable incorporación de la villa de Puig Rodon, un establecimiento que después de diversas fases y remodelaciones habría renovado sus instalaciones, entre las que hay unos hornos que fabricaban, junto con otros elementos, ánforas del tipo G. 4.