Se trata de una producción de origen galo, bien estudiada por F. Laubenheimer (1985, 261-293, 349-355). La producción tarraconense ha sido estudiada por J. Tremoleda (2000), así como A. López y A. Martín (2008a, 701-705; 2008b, 82-83).
Figura 1.- Ánfora Gauloise 4 completa hallada en la U.E. 1256 de Pla de Palol (Nolla, 2002, ed., fig. 75 y 76) |
La semejanza y la intención por parte de los arqueólogos de buscar paralelos provocó que en un inicio se identificase este ánfora con la Dressel 30 (Beltrán, 1970, 525-529; Pascual, 1977, 69; Nolla, Canes y Rocas, 1982, 173-176; Gisbert, 1987, 104-118), a pesar que los trabajos más modernos dejan claro que es un ánfora formalmente de origen galo y de producción local. A falta de su inclusión en la tabla de Dressel y a partir de los hallazgos de Nyon, Pélichet continuó la numeración dándole la forma 47, o según la clasificación de Niederbieber, forma 76. Pronto hubo quien supuso su origen galo (Callender, 1965, 19-20), este autor la diferenció con la forma 10 y remarcaba que fue producida y exportada durante la segunda centuria e inicios de la tercera. En la publicación de las excavaciones de Ostia, su ausencia en la tipología de Dressel hizo que se hiciera referencia a ella como Pélichet 47/Niederbieber 76, o con el número LX de las ánforas de Ostia para distinguirla del V, propio de las Dressel 30 (Panella 1973, 538-539).
Por lo tanto, no debemos confundir el ánfora de base plana fabricada en las comarcas gerundenses con la Dressel 30. Esta última es una producción propia de la provincia Mauretania Caesariensis, en la actual Argelia, dedicada probablemente al transporte de aceite y presente en contextos del siglo III (Peacock y Williams, 1986, 171-172).
Estos autores británicos diferenciaban ya, siguiendo los trabajos de los arqueólogos franceses y de Clementina Panella, una forma conocida como “Gauloise 4”, con origen en el Languedoc y el hallazgo común en Francia, Gran Bretaña, Alemania, Holanda e Italia; el contenido sería el vino y el período de fabricación desde mediados del siglo I al siglo III (Peacock y Williams 1986, 142-143).
En la Narbonense es el ánfora más numerosa y la más longeva. Su fabricación se inicia en la segunda mitad del siglo I, sobre todo desde época flavia, y continuará hasta el siglo III. Los talleres más antiguos que fabricaban G. 1 y G. 5, muy semejantes morfológicamente a las G. 4, acabarán asimilándose a esta última. En esta provincia se ha podido documentar en dieciocho talleres de la baja Provenza o Provenza litoral (La Crau de Hyéres y un taller en la región de Fréjus); de la alta Provenza (St.-Martin-las-Eaux, Villeneuve y Volonne) y del Languedoc (Sallèles d’Aude, St.-Marcel, Sigean, Aspiran, Tressan, Servian, Laurens, Montbazin, Meynes, Beaucaire, St.-Gilles, Sauveterre y St.-Laurent-des-Arbres). La concentración y el nivel de conocimiento es muy desigual, pero la zona languedociense se encuentra claramente al frente (Laubenheimer 1985, 261-293). A pesar de que se habían publicado algunos trabajos sobre lugares de fabricación de este ánfora, por ejemplo, en Velaux (Tchernia y Villa, 1977, 231-239), los últimos años, desde 1975, el importante centro alfarero de Sallèles d’Aude es el mejor conocido de la zona narbonense (Laubenheimer, 1990, 137-142).
En contraposición a esta zona, encontramos otro foco importante de producción de ánforas G. 4 en la costa norte de Alicante, en el territorio de la ciudad romana de Dianium, al sur de la Tarraconense (Gisbert, 1987, 104-118). Se trata concretamente del importante taller de la Almadrava, pero también siete centros más de esta región, conocidos por prospección, a pesar de que aparentemente son menores (Aranegui y Gisbert, 1992, 106). Entre estos dos puntos extremos encontramos otros centros: el horno de Santa Maria de les Feixes, Cerdanyola, para el que Pascual proponía una problemática diferente de los otros hornos de la zona, productores masivos de Pascual 1 y Dressel 2-4, no solo por su aislamiento geográfico, sino también en el tiempo, al producir envases más modernos (Pascual, 1977, 68-69, fig. 23), aún mal conocido; y los talleres de Llafranc y de Puig Rodon, los dos en el Baix Empordà (Nolla, Canes y Rocas, 1982, 173-176; Barti, Plana y Tremoleda 2004, 116-118; Casas, 1986, 15-77). Por ello, V. Revilla (1995, 52-55), advirtiendo su total identificación formal con las producciones galas, propuso denominarlas Gauloise 4, que ha quedado ya establecida, sea con la denominación completa o bien con la abreviatura G-4 (Tremoleda, 2000, 128; López y Martín 2008 b, 82-83).
La identificación de tipos sudhispanos que son claramente afines a la G. 4, tanto en la costa de Granada (Bernal y Navas, 1998, 63-100; Bernal, 1998, 267-276) como de Lusitania (AA.VV., 1990), amplia aún más las áreas productoras.
A pesar de no disponer hasta hace poco de ningún ejemplar completo procedente de nuestros talleres, podíamos imaginar la forma general por los fragmentos conservados y por paralelos de otros lugares. Actualmente conocemos ánforas enteras halladas en la villa de Pla de Palol, que es muy probable que procedan del taller vecino de can Lloverons (Nolla, 2002, fig. 75 y 76).
El cuerpo tiene forma de peonza, muy ancha en la parte alta que se va reduciendo a medida que se acerca hacia la base. Las partes que proceden de los diferentes talleres muestran siempre una gran homogeneidad. Los bordes son sencillos, ligeramente abiertos, de diámetro pequeño, entre 8 y 9 cm, con un engrosamiento hacia el exterior, macizo o por pliegue sobre si mismo, de forma semicircular, que está marcado también por el interior, iniciándose inmediatamente el cuello poco desarrollado, un simple traspaso entre la boca y el cuerpo. Las asas, que son de sección semicircular o triangular, estrechas y planas, y que forman una amplia banda que nace del cuerpo en la zona de los hombros y se entrega al cuello justo debajo del labio, están pegadas, como es habitual en este tipo, de una manera muy exagerada y describen una curva alta y desarrollada; la sección es ovalada, con un surco amplio en la parte superior. Las bases son planas y permiten mantener el envase de pie, a pesar que los diámetros son pequeños, inferiores a los 10 cm, que se sostienen mediante un pie anular, ya que el fondo externo está ligeramente alzado. El diámetro máximo de las ánforas se sitúa en la parte alta de la panza.
Figura 2. Diversos bordes de ánforas G. 4 procedentes de Llafranc (Barti, Plana y Tremoleda, 2004, 117) |
Dentro de esta homogeneidad podemos distinguir algunas características diferenciales en los bordes, entre las que tenemos dos perfiles claros, unos de sección semicircular, propios de la mayoría de centros de la zona Narbonense, de Llafranc y de Denia; y otros de sección marcadamente triangular, propios del horno de Santa María de les Feixes.
El ánfora se fabricaba en tres partes diferentes: la base y el cuerpo de una sola pieza, el borde y el cuello, y finalmente, las asas. La unión entre el cuerpo y el cuello se realizaba después de un primer y breve secado, y la soldadura se marca en el interior, mientras que por fuera desaparecía después de pulir la superficie (Laubenheimer, 1985, 261). Las paredes del cuerpo son muy delgadas, y para facilitar su estabilidad, el fondo es la parte más gruesa y pesada. Esta base permite distinguirla netamente de otras producciones similares de base plana, como la Oberaden 74, la Dressel 28 o la Dressel 30.
Figura 3. Diversas bases de ánforas G. 4 procedentes de Llafranc (Barti, Plana y Tremoleda, 2004, 117) |
Estas calidades consiguen que sea un ánfora muy ligera, en torno a los 10 kg, en cambio, la capacidad se sitúa en torno a los 30 litros. Eso la hacía frágil y es muy probable que se transportasen con una funda de protección hecha de paja o esparto, tal como demuestran algunas representaciones iconográficas (Laubenheimer, 1985, fig, 119, 1 y 2).
J. Miró (1988, 96-99) se limitó a denominarlas “otras producciones de fondo plano”. Finalmente, advirtiendo la total identificación formal de la producción tarraconense con las producciones galas, se propuso denominarlas Gauloise 4, que ha quedado ya establecida, sea con la denominación completa (Revilla, 1995, 52-55), o bien con la abreviatura G. 4, para evitar restricciones territoriales (Tremoleda, 2000, 128; López y Martín 2008 b, 82-83).
Figura 4. Diversos bordes y bases de ánforas G. 4 procedentes de la villa de Puig Rodon -Corçà, Girona- (Tremoleda, 2000, p. 171, fig. 115) |