Las producciones de Dressel 23 de la costa bética presentan fábricas con características bien diferenciadas respecto a las Dressel 23 producidas en los valles del Guadalquivir y Genil. A nivel macroscópico se advierte una gran similitud de fábrica con ánforas Almagro 51A-B/Keay 19A-B y algunas Almagro 51C/Keay 23 (Keay 1984; Berni 1998; Remolà 2000). Los estudios arqueométricos han demostrado, en efecto, que estas Dressel 23 presentan fábricas con la misma composición y características técnicas que varias ánforas Almagro 51A-B/Keay 19A-B, y que las mismas fueron producidas en algunos de los talleres localizados en el litoral costero de la provincia de Málaga (Fantuzzi, Cau 2017).
La caracterización arqueométrica definitiva de los centros de producción malagueños aún no ha sido publicada (para un enfoque preliminar, véase Corrales et alii 2011; Corrales, Compaña 2014). El estudio petrográfico, mineralógico y químico de ánforas Dressel 23 halladas en centros de consumo de Cataluña e Islas Baleares ha permitido, hasta el momento, diferenciar una cierta variedad de fábricas y obtener mayores precisiones sobre su proveniencia dentro de la Baetica (Fantuzzi, Cau 2017). La caracterización de grupos de referencia en los talleres de la costa malagueña permitirá precisar mejor la proveniencia de estas diversas fábricas. En cualquier caso, los análisis en centros de consumo indican que la producción mayoritariamente exportada de Dressel 23 de costa bética proviene de alguno de los talleres de la costa central/occidental de la provincia de Málaga, que también producía y exportaba salazones en ánforas Almagro 51A-B. Esto incluye como posibilidades la misma ciudad de Málaga, o bien algún centro ubicado más al oeste (como Huerta del Rincón, en Torremolinos). De acuerdo a la evidencia arqueométrica, las Dressel 23 producidas en otros talleres de la provincia de Málaga (incluyendo la parte oriental) también fueron exportadas pero en menor frecuencia.
Macroscópicamente presentan una fábrica en general de color beige anaranjando a beige blanquecino, si bien con una gran variedad de tonalidades (Berni 1998; Remolà 2000). De acuerdo a los estudios arqueométricos, las variaciones de color responden, en ocasiones, a diferencias entre centros productores (y a las arcillas utilizadas en cada caso), pero a veces también se detectan variaciones de tonalidad (de anaranjado a beige blanquecino o amarillento) dentro de una misma producción, relacionadas con diferencias en la temperatura de cocción (Fantuzzi, Cau 2017). Muestran normalmente un revestimiento exterior de tonalidad clara (beige a amarillento), fino y poco consistente. Un rasgo característico es la presencia de abundantes inclusiones de naturaleza y dimensiones variables, sobre todo de color negro, de cuarzo y a veces de mica (Berni 1998; Remolà 2000).
Figura 7. Fotografía tomada a 15x de un fragmento de ánfora Dressel 23D hallada en Tarragona (Fantuzzi, Cau 2017, fig. 8e) |
En lámina delgada, las fábricas de Dressel 23 de la costa bética se caracterizan, de modo general, por una distribución bimodal de las inclusiones, con presencia de un desgrasante arenoso (>0.25 mm) de naturaleza principalmente metamórfica, junto a una frecuencia variable de inclusiones sedimentarias y, de manera muy ocasional (sólo en las producciones de la costa central y occidental de la provincia de Málaga), inclusiones ofiolíticas (Fantuzzi, Cau 2017).
La fábrica más frecuente identificada en centros de consumo contiene un desgrasante grueso, muy heterogéneo y poco seleccionado, con presencia dominante de fragmentos de rocas metamórficas (filita, esquisto, cuarcita, metapelita; más raramente gneiss, mármol y anfibolita) y, en menor cantidad, rocas sedimentarias de grano fino (argilitas, fangolitas), cuarzo (monocristalino y policristalino), caliza y microfósiles calcáreos, junto a otros componentes accesorios, con presencia ocasional de inclusiones ofiolíticas (serpentina, ortopiroxeno, clinopiroxeno). La fracción fina es abundante y se compone de cuarzo, mica (moscovita sobre todo) y microfósiles calcáreos. Se advierten indicios de una mezcla de dos arcillas en la preparación de la pasta (una calcárea, otra más rica en hierro). Las temperaturas de cocción son muy variables (de ≤800/850ºC en algunas ánforas a ≥950/1000ºC en otras), lo que se traduce en variaciones importantes en color y textura a nivel macroscópico. Las ánforas con esta fábrica provienen de la costa central-occidental de Málaga, en concreto de alguno de los talleres próximos a la desembocadura del Guadalhorce. Varias ánforas Almagro 51A-B/Keay 19A-B analizadas presentan exactamente la misma composición petrográfica y química que las Dressel 23 de esta fábrica, lo que indica su proveniencia de los mismos talleres (Fantuzzi, Cau 2017).
Algunas pocas Dressel 23 analizadas muestran fábricas muy similares a la anterior pero con ligeras variaciones texturales y/o composicionales (véase descripciones en Fantuzzi, Cau 2017). De acuerdo a la evidencia petrográfica y química, estas ánforas provienen de la misma zona que las anteriores (desembocadura del Guadalhorce); las variaciones mencionadas podrían deberse a diferencias entre talleres, o bien a distintas pastas arcillosas utilizadas en un mismo taller.
Figura 8. Microfotografía (40x) de lámina delgada de un ánfora Dressel 23 de costa bética hallada en Tarragona (Fantuzzi, Cau 2017, fig. 5g) |
Por último, algunas Dressel 23 de costa bética muestran otras fábricas más diferenciadas, muy poco representadas en los centros de consumo (para un mayor detalle sobre las mismas remitimos a la publicación de Fantuzzi y Cau 2017). En todos los casos la proveniencia puede situarse en la costa de la provincia de Málaga, aunque una de las fábricas identificadas, que presenta como característica distintiva una frecuencia relativamente elevada de minerales metamórficos (sobre todo granate y estaurolita), provendría más probablemente de la costa oriental de Málaga o la costa de Granada.