Distribution

Su presencia ha sido reconocida en prácticamente todos los contextos turdetanos del Bajo Guadalquivir y en los yacimientos costeros del entorno de la bahía y golfo de Cádiz (Niveau de Villedary, 2002), costa onubense (Ramón, 1995, 621) y litoral del Algarve, donde se ha propuesto que la forma se fabricase para envasar parte de la producción piscícola local (Arruda, 2006, 396). En este marco atlántico, el sur lusitano destaca por el gran volumen de envases recepcionados desde el siglo III a.C. pertenecientes tanto a la Pellicer D como a modelos precursores, en muchos casos asociadas a T-8112/Tiñosa y envases gadiritas (T-8211, T-12110, etc.), si bien hasta el momento no se ha precisado si todas o solo una parte pueden considerarse producciones costeras (Sousa, 2009; Sousa y Arruda, 2011). En la propia costa gaditana, debemos añadir la presencia de varios ejemplares de su morfología típica en Carteia en horizontes de los siglos III-II a.C., tanto procedentes de excavaciones antiguas (Presedo et alii, 1982, fig. 121) como de las más recientes campañas sistemáticas (Blánquez, Bernal y Sáez, 2006, números CRT96/A/C2/35/13y16 y CRT97/A/FT/11/10, de la zona del foro).

En este mismo sentido, un hallazgo de interés parece localizarse también en los niveles de conquista de Carthago Nova documentados en la Plaza de San Ginés de Cartagena (Martín Camino, 1998), que testimonian la circulación de estos envases en la etapa del conflicto romano-cartaginés dentro de los flujos de abastecimiento del bando púnico. Que estas ánforas viajaron con cierta asiduidad e intensidad por vía marítima está desde luego fuera de duda no sólo por esta nutrida distribución peninsular, sino por su habitual presencia en contextos subacuáticos del propio entorno gaditano, así como por su documentación en yacimientos del área tingitana. En concreto, certifican su comercialización ultramarina hallazgos de época mauritana de la importante urbe atlántica de Lixus (Aranegui, 2001 y 2005, 107-109 y 151) o del poblado mediterráneo de Koudia Talâa (El Khayari et al., 2011, en su nivel de abandono fechado hacia 200 a.C.), en ambos casos en asociación a otras importaciones peninsulares y significativamente gadiritas. Durante el siglo II a.C. esta distribución debió alcanzar frecuentemente puertos de las rutas atlánticas, como parece testimoniar su presencia en Lisboa (Pimenta, 2005) y en castros galaicos (González, Rodríguez y Ayán, 2010).

Figura 4.- Evidencias de la comercialización por vía marítima de ánforas Pellicer D costeras:
1.- ejemplar hallado en aguas de La Caleta gaditana (según Alonso, Florido y Muñoz, 1991);
2-3.- individuos documentados en contextos diversos de Carteia (a partir de Blánquez, Bernal y Sáez, 2006);
4.- borde recuperado en los estratos mauritanos de Lixus (según Aranegui, 2005);
5.- Individuo procedente del nivel de abandono de Koudia Talâa (a partir de El Khayari et al., 2011)

Por lo relativamente restringido de su distribución debió de tratarse de un envase utilizado para los intercambios a corta o media distancia a través de un circuito regional, conectando vías fluviales y rutas de cabotaje atlántico-mediterráneas. La existencia de al menos tres grandes ríos navegables –Guadiana, Guadalquivir y Guadalete- que conectaban los centros costeros con el interior, habrían permitido articular este entramado comercial (Arteaga, 1992, 107), entrelazando probablemente los destinos de producciones de estos valles y de la costa. Los mismos circuitos dirigidos a la redistribución de las importaciones mediterráneas en un nivel regional, habrían sido utilizados por los propios habitantes de la zona para el intercambio de sus productos (Niveau de Villedary, 2002, 244), lo que en el caso de las Pellicer D costeras parece traducirse en que compartirían en buena medida fletes y rutas con las mercancías de producción gadirita y otros elementos redistribuidos por esta urbe dentro de sus redes comerciales estables. La coincidencia de ánforas y vajilla barnizada gaditana con Pellicer D de tipo costero parece apuntar en que éstas habrían formado parte del catálogo de productos envueltos en las redes de redistribución de Gadir/Gades tanto hacia el atlántico como hacia el Estrecho mediterráneo.

Content

Si tomamos en consideración la diversidad de escenarios en los que estas Pellicer D costeras pudieron ser fabricadas, y su íntima relación formal y cultural con sus homólogas del interior, es probable que la serie estuviese destinada a un no menos amplio abanico de contenidos de variada naturaleza (es decir, que sirviese como envase multifuncional para dar salida a producciones de la campiña costera). Entre los posibles contenidos se ha propuesto que estas ánforas contuviesen vino o mosto, opinión avalada por la aparición de ejemplares en bastante buen estado de conservación asociados a lagares en el Castillo de Doña Blanca/Las Cumbres (Niveau de Villedary, 2002, 243), o bien aceite (García Fernández y García Vargas, 2010, 119), salazones de pescado (Ferrer, 1995, 803; Arruda, 2006, 396), o algún producto sólido como aceitunas (Niveau de Villedary, 2002, 243). También se ha planteado la posibilidad de que estos envases se reutilizaran en los lugares de destino como recipientes de almacenamiento, dada su gran capacidad y su aparición frecuente en contextos interpretados como almacenes (Niveau de Villedary, 1999, 134).

No se han dado a conocer por el momento hallazgos en contexto, ni terrestres ni subacuáticos, que permitan arrojar luz desde una perspectiva bien cimentada empíricamente sobre este aspecto de sus contenidos, careciendo de asociaciones directas a restos físicos y de analíticas arqueométricas de adherencias/residuos. La falta de certidumbre sobre la ubicación de sus centros productores, así como la escasa información contextual sobre contextos de consumo (en ambientes netamente habitacionales) disponible actualmente no permiten asimismo dilucidar si las Pellicer D costeras pudieron ser el envase único fabricado en sus puntos de origen, lo que habría constituido un argumento de peso a favor de situar este tipo como una serie multifuncional. Las evidencias del CDB, con la asociación de gran número de ejemplares directamente a los lagares, resulta sugerente respecto a su vinculación al transporte vinario (al menos como mercancía mayoritaria), lo que podría explicar su comercialización a cierto nivel en las redes marítimas gaditanas.