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Antonio M. Sáez Romero, Ana Mª Niveau de Villedary y Mariñas, «Pellicer D (Baetica Ulterior coast)», Amphorae ex Hispania. Landscapes of production and consumption (http://amphorae.icac.cat/amphora/pellicer-d-baetica-ulterior-coast), 20 July, 2016

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Esta forma se ha venido considerando en las últimas décadas como uno de los tipos turdetanos clásicos tardíos desde que el profesor Manuel Pellicer Catalán presentara la primera tipología sobre las ánforas protohistóricas del Bajo Guadalquivir a partir de los hallazgos registrados en sus excavaciones en el Cerro Macareno (Pellicer, 1978 y 1982; Pellicer, Escacena y Bendala, 1983). Se trata de envases alargados, de gran capacidad y paredes relativamente finas en relación con el tamaño total de los recipientes, que constituyeron una de las familias predominantes en el suroeste peninsular en la etapa de transición entre el dominio cartaginés y romano. Pellicer incluyó dentro del Tipo D a las grandes ánforas ovoides (figura 1) caracterizadas por presentar bordes muy entrantes, generalmente indicados, que aparecen en los niveles 14 a 1 del citado yacimiento, con una cronología comprendida entre fines del s. V a  final del s. II a.C. (Pellicer, 1978, 390).

Figura 1.- Variantes de las ánforas “iberopúnicas” del tipo D de Pellicer (1982, fig. 12)

El trabajo de Pellicer sería complementado poco después por C. Florido Navarro, quien propuso una nueva clasificación de las ánforas prerromanas de la Iberia meridional en función del perfil general de los cuerpos (Florido, 1984, 420). De los quince tipos presentados, el tipo XI es el que se corresponde con la forma D de Pellicer: ánforas de perfil oval, alargadas y de borde entrante apenas señalado al exterior (Florido, 1984, 420). Un año después, Ángel Muñoz Vicente presentaba su propuesta de sistematización de las ánforas halladas en las excavaciones gaditanas (Muñoz, 1987a, 471), incluyéndose en su tipología tanto envases locales como importaciones. Sin aportar nuevos datos o novedades específicas, el autor incluye la forma dentro del «Grupo C: ánforas turdetanas e ibéricas», en el cual pasan a conformar el subtipo C-1 (Muñoz, 1987a, 475, fig. 5), destacándose su relativa abundancia entre los elementos presentes en estratos tardopúnicos de la bahía (figura 2). El estudio de esta producción quedaría en suspenso en la década posterior, siendo significativa la ausencia de una atención detallada en buena parte de los trabajos centrados en las ánforas prerromanas de origen peninsular, como los que Alicia Rodero dedicó en estos años a las producciones occidentales (Rodero, 1991 y 1995).

Figura 2.- Prototipo de las ánforas del Tipo C-1 de Muñoz (izq., según Muñoz, 1987a, fig. 5) y fotografía y dibujo del individuo localizado en un pozo tardopúnico de la Avda. López Pinto que sirvió de modelo para su inclusión en la tipología general (dcha.; a partir de Muñoz, 1987b)

Con la publicación de la síntesis de Joan Ramón Torres, que aúna en un solo corpus todas las producciones anfóricas fenicio-púnicas, se abre una nueva época en la investigación; aunque, como en los casos anteriores y en lo que respecta a las ánforas del tipo Pellicer D, prácticamente se limita a reelaborar en general lo conocido hasta entonces, quedando la forma incluida en su tipo T-4.2.2.5. (figura 3). Desde esta primera publicación el propio autor manifestaría sus dudas respecto a la filiación fenicio-púnica del tipo (Ramón, 1995, 194), opción que acabaría rechazando expresamente en trabajos posteriores (Ramón, 2004, 78), quedando a partir de entonces la serie como un envase propio de la esfera turdetana dispuesta en el entorno del suroeste andaluz costero y específicamente gaditano.

Figura 3.- Fundamentos tipológicos (labios y cuerpos) de las ánforas del tipo Pellicer D/T-4225 según J. Ramón (1995, fig. 55), y dibujo del ejemplar utilizado como prototipo para el modelo de cuerpo A (según Ramón, 1995, 526, fig. 163)

El carácter reciente de la identificación de una posible producción de este tipo en el área costera gaditana determina el que los primeros compases historiográficos sean obligadamente compartidos con sus equivalentes del interior, centradas en los cursos del Guadalquivir y Guadalete, siendo en los últimos años cuando se está pudiendo caminar en la senda de una caracterización contextual y tipológica autónoma de ambos focos. El interés por el tipo en su vertiente costera se retoma a comienzos del presente siglo, cuando se publica un trabajo monográfico en el que por primera vez se acomete un intento de sistematización de la forma en función de las diferencias morfológicas que presentan los bordes, definiéndose hasta 8 tipos (Niveau de Villedary, 2002), constituyendo la base material fundamental los hallazgos registrados en el entorno de la bahía gaditana. En este trabajo se recogerían además las dudas planteadas sobre su origen y filiación cultural, cuestiones para las que se propuso una interacción entre tradiciones locales (turdetanas) e influencias foráneas, abriendo una cuestión sobre la cual no existe aún consenso.

Se planteaba asimismo en este trabajo por vez primera la posible existencia de múltiples focos de producción, pudiéndose a priori (al menos hasta que no aparezcan evidencias que relacionen de forma directa alfares y ánforas) diferenciar entre una producción interior, centrada en el Bajo Guadalquivir (García Fernández y García Vargas, 2010, 118; García Vargas, Almeida y González Cesteros, 2011, 192), y otra costera, posiblemente focalizada en la Bahía de Cádiz. Ya hace una década, el creciente corpus documental disponible hacía sospechar a la autora que el Pellicer D costero hubo de tener un peso importante en base a la enorme cantidad de individuos localizados en los yacimientos del entorno, tanto en contextos de habitación como funerario-rituales e industriales, poniendo asimismo de relieve la problemática de unas pastas muy similares en cuanto a características físicas a las propias del grupo “Bahía de Cádiz” definido por Ramón (1995). El estado de la cuestión sobre estas ánforas Pellicer D costeras ha quedado por tanto fijado hasta el momento en torno a los presupuestos anotados en este trabajo (Niveau de Villedary, 2002), si bien en la última década se han sumado a los ya disponibles un destacado cúmulo de nuevas atestaciones y contextos que permiten ahora precisar y ampliar las perspectivas sobre algunos aspectos de esta producción.