El desarrollo cronológico de esta producción hispana se sitúa entre la segunda mitad del siglo III d. C. y mediados del siglo V d. C (Keay, 1984,160-168), siendo frecuente en Tarraco en áreas de enterramiento del siglo IV y comienzos del V, por el contrario poco representada en contextos del siglo VI d. C. (Remolá Valverdú, 2000, 196), sin embargo en la Bética se puede prolongar la presencia de este tipo anfórico hasta principios del siglo VI de C. (Bernal Casasola,1997, 238-239).
La producción de El Mojón por sus características morfológicas (vid. apartado resumen evolutivo) se ajusta al modelo de Keay XIX C más estandarizado durante los siglos IV y V d. C.
Desde un primer momento, el estudio macroscópico de las pastas indicaba un origen sudhispánico (Keay, 1984, 157-160), su producción está ampliamente documentada en talleres portugueses del Sado y del Algarve (ver al respecto las fichas correspondientes a la Almagro 51 A-B lusitanas), mientras que en la Bética por ahora la producción se circunscribe exclusivamente al taller de la Huerta del Rincón en Málaga (Baldomero et alii, 1997, 157; Bernal Casasola, 2001, 283) y los alfares granadinos de los Barreros y los Matagallares evidencian tan sólo formas asimilables al tipo que nos ocupa (Bernal Casasola, 1998, 298-299).
Precisando más en cuanto al origen de los subtipos, para Darío Bernal (2001,283-284) la producción de la manufactura lusitana de las Keay XIX en los talleres portugueses del valle del Sado y del Algarve se circunscribe a la variante XIX C, proponiendo también que este subtipo pudo ser manufacturado en talleres del Estrecho de Gibraltar, probablemente en Septem. Las restantes variantes (las más abundantes) procederían de talleres andaluces, todavía por confirmar.
Documentada su fabricación en el alfar de El Mojón (Berrocal Caparrós, 2012, 264) podemos indicar que la producción de Keay XIX C más occidental de la península ibérica está atestiguada en este taller de la Bahía de Mazarrón, siendo una producción significativa de mismo.