La constatación de la producción de ánforas Dressel 2-4 en la Bética ha sido problemática, con una prolija bibliografía que ha cuestionado el envasado y comercialización del vino en este área geográfica, con posicionamientos enfrentados que se han ido sucediendo en función de las novedades y hallazgos arqueológicos que se iban produciendo, para finalmente ser en la actualidad aceptada tras la constatación de evidencias materiales contundentes proporcionadas por la excavación arqueológica desarrollada en el alfar de Villa Victoria en San Roque (Cádiz).
La posibilidad de que en la Bética se modelaran estas ánforas de borde engrosado semicircular y asas geminadas partió de M. Beltrán (1977), quién propuso su manufactura en los talleres costeros de El Rinconcillo y sobre todo de Guadarranque en la bahía de Algeciras. Sin embargo, los estudios realizados posteriormente sobre estos ejemplares han mantenido la precaución sobre su asimilación con esta tipología y su más que probable pertenencia a la familia de las Dressel 14 (Bernal, 1998), seguro para el caso de El Rinconcillo y aún con dudas para el segundo de los yacimientos citados. En ámbito de consumo, los estudios de P. R. Sealey (1985) sobre las ánforas de Camulodunum en Colchester Sheepen (Inglaterra) propiciaron la diferenciación de un conjunto de envases de esta tipología cuyas pastas remitían a envases béticos, si bien en este caso se asociaban con las características petrológicas existentes en las ánforas del Valle del Guadalquivir.
Reconocida la existencia de envases Dressel 2-4 béticos en contextos de consumo, faltaba por localizar los verdaderos alfares en donde se fabricaron. En este sentido, hay que mencionar la excavación que se realizó en 1981 en el alfar de Manganeto (Vélez-Málaga), gracias a la cual se pudo sacar a la luz un área de producción con al menos tres hornos en batería, así como un área de vertidos. El estudio del material procedente de ese testar evidenció la manufactura junto con otras ánforas (Beltrán IIB, Dressel 17 y Dressel 20) de envases Dressel 2-4 (Arteaga, 1985). Quizás la escasa repercusión que tuvo la publicación de este taller en los estudios alfareros posteriores de la zona, o la inexistencia de dibujos que muestren de manera fidedigna los ejemplares citados, ha provocado que cuando se han realizado estudios específicos sobre la problemática de la producción bética de la Dressel 2-4 (Bernal et alii, 2004, García Vargas 2004a, 2004b, 2010) no se haya atendido como área productora a esta zona malagueña.
Figura 1. Dressel 2/4 con fallos de cocción de Villa Victoria (a partir de Bernal et alii, 2004, 641, fig. 9 y 10) |
Otro avance en la constatación de la manufactura costera de las Dressel 2-4 se produjo tras la excavación de un área de vertidos y una pileta asociada con una figlina productora de ánforas en la Loma de Ceres en la costa granadina, al proponerse la producción de este modelo tras observarse ciertas semejanzas entre las Dressel 2-4 y los bordes de sección circular engrosados al exterior documentados en ese testar (Gener, Marfil y Puentedura, 1993). Sin embargo, el reestudio posterior de dichos ejemplares (Bernal y Navas, 1998) volvía a cuestionar su asimilación con individuos pertenecientes a Dressel 2-4, siendo en este caso propuesta la manufactura de Dressel 14 evolucionadas.
Finalmente, los primeros años del s. XXI fueron determinantes para la confirmación del modelado de este envase en la Bética costera. De esta manera, la excavación del testar principal del taller de Villa Victoria propició la documentación de numerosos fallos de cocción de esta ánfora para los momentos iniciales de la producción de esta figlina (figura 1), lo que en cierta forma volvía a poner sobre la mesa la hipótesis de una producción de envases asociados con el transporte de vino en las cercanías de Carteia, posibilidad ésta que ya había sido anunciada por M. Beltrán con el cercano yacimiento de Guadarranque.
La producción de envases de este tipo en la Baetica no debió ser un unicum de los talleres costeros, puesto que gracias a las prospecciones superficiales llevadas a cabo en el alfar de Guadalbaida en Posadas (Córdoba) –también denominado Dehesa de Arriba- se han documentado varios ejemplares de asas geminadas que ha evidenciado por fin la confirmación de la producción de ánforas Dressel 2-4 en el Valle del Guadalquivir, tal y como propusiera Sealey una década atrás y confirmase con sus análisis petrográficos D. F. Williams (1985), lo que favorece la idea de que, aunque en porcentajes minoritarios, estas ánforas fueron modeladas en diversas regiones de la Baetica para satisfacer posiblemente la demanda de contenedores para el envasado de un cierto tipo de caldo viti-vinícola.
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