Distribution

Su distribución, por el momento, únicamente se conoce en ámbito intraprovincial, según se desprende del hallazgo de un ejemplar de Cádiz, seis de Carteia, una decena en el teatro romano de Málaga y quince de la factoría de El Majuelo en Almuñécar (Bernal, 1997 b, nº 109, 334-336 y 409-411, 784-793 y 1189-1203). No obstante, como sucede con formas análogas (Beltrán 68, Gauloise 4 bética y Matagallares I) posiblemente la dificultad en su reconocimiento haya impedido su correcta filiación, pues si los tres tipos citados anteriormente viajan por el ámbito atlántico y por el Mediterráneo occidental (Bernal, 2009), es muy probable que también lo hiciesen las Dressel 30, si bien será necesario recurrir a estudios en mayor profundidad en el futuro para poder verificarlo. Es importante recordar que su producción duplica en los alfares a la de las Matagallares I (10% del total), y cuadruplica a las G.4 (5%), como se desprende de la cuantificación del citado taller granadino (Bernal 1998 a, 300, alcanzando las Dr. 30 en 20,5%), lo que constituye un sólido indicio de su mayor potencialidad de distribución comercial.

Content

La total ausencia de epigrafía pintada en esta forma y de restos físicos de paleocontenidos o revestimientos resinosos visibles macroscópicamente en los ejemplares analizados –recordemos que proceden mayoritariamente de centros de producción y no de consumo- no permite ser taxativos al respecto. No obstante, su estrecho cuello y el derivar de la familia de las ánforas de fondo plano permite considerar que la hipótesis más probable es que hubiesen contenido vino en la Antigüedad. Como en otros tipos la amplia tradición vinícola actual de la comarca granadina en la cual se instalaron estos alfares y la constatación en la pars fructuaria en la Loma de Ceres de evidencias de estructuras relacionables con la producción de vino (Marín, 1988) constituyen argumentos indirectos de peso al respecto.