Time interval

La cronología de este tipo ha sido objeto de notables variaciones, en línea con los cambios que se han sucedido a la hora de la datación de las diferentes fases del alfar de El Rinconcillo, insertándose la producción de Dressel 21-22 en las fases 2 y 3, junto a la de otros tipos como el ánfora Dressel 1C.

M. Sotomayor (1969) fechó la actividad del alfar en época claudia, pero la comparación con las ánforas de Baelo, que de manera casi coetánea fueron publicadas por C. Domergue (1969; 1973), permitió situar el inicio de la producción en la segunda mitad del siglo I a.C. Paralelamente Beltrán Lloris (1970) situó esa fase en época augustea, tras igualar las fechas de producción de las Dressel 1C y Dressel 7-11, manteniendo el fin de la actividad en época de Claudio. Tras la realización de nuevas intervenciones en 1991 se situó el inicio del alfar en el segundo tercio del siglo I a. C. y su fin a mediados de la centuria siguiente (Fernández Cacho 1995a; 1995b). Con posterioridad, D. Bernal y R. Jiménez-Camino (2004, 600-601) plantearon retrasar el inicio de su actividad hasta el primer cuarto del siglo I a. C., dejando su cese en época de Augusto.

Según la última propuesta (García et alii 2011: 259-261), la segunda y la tercera fase del taller de El Rinconcillo, en la que se enmarca la producción de Dressel 21-22, se datarían en torno al tercio central del siglo I a. C. Esta propuesta cronológica se coincide con la propuesta para los sondeos de la cetaria de Baelo con abundante presencia de Dressel 21-22, realizados por C. Domergue (1973; Mateo 2016, 330). Además, su ausencia en los centros de producción de la Venta del Carmen y Villa Victoria (Bernal 1998; Bernal et alii 2004), también apoyan que su producción no se mantuvo hasta finales del siglo I a. C.

Es destacable que, por el momento, el inicio de las primeras formas de Dressel 21-22 itálicas se sitúa en época augustea (Botte 2009a; 2009b), es decir, décadas más tarde que la propuesta cronológica para la producción de la bahía de Algeciras.
 

Origin

Por el momento, únicamente se ha confirmado su producción en la figlina de la playa de El Rinconcillo, en la bahía de Algeciras, donde se conoce desde las excavaciones realizadas en los años 60 por M. Sotomayor (1969; 1969-1970) y que también ha sido excavado con posterioridad (Fernández 1995a; 1995b; Bernal y Jiménez-Camino 2004). Su producción, junto a otros tipos como la Dressel 1C, constituye un repertorio completamente novedoso en el mediodía de la península ibérica.

Con todo, el origen de las ánforas Dressel 21-22 y Dressel 1C procedentes de la cetaria de Bolonia no está exento de controversia. La antigua propuesta de C. Domergue (1973, 114-115) sobre su producción en la ensenada de Bolonia, sustentada en la presencia de signos de defectos de cocción en una Dressel 1C y en dos Dressel 21-22, dista de estar confirmada. En torno a estos fragmentos se han producido opiniones divergentes y mientras que Ponsich (1988, 67) manifestaba que “los fallos de horno no sean tan evidentes como desearíamos”, R. Étienne y F. Mayet (1998, 52) aceptaban estos fragmentos como evidencia de su producción en la ensenada de Bolonia. Por nuestra parte, tras revisar las tres piezas señaladas por el investigador, sólo apreciamos signos de quemado evidentes en una de las piezas, pero sin que se observasen deformaciones suficientes que impidiesen su transporte y, por lo tanto, confirmasen su producción local (fig. 4). De este modo, todo apunta a que las ánforas identificadas en Baelo serían transportadas vacías desde la cercana bahía de Algeciras (vid. Bernal 1999; Mateo 2016, 329-331).

 

Fig. 4. Ánforas con signos de quemado documentadas en Baelo (Mateo 2016, fig. 107)