Es una de las formas salazoneras que presenta menos epigrafía sellada, como evidencia la total ausencia de marcas en los alfares conocidos de la Bahía de Cádiz (García Vargas, 1998, 110), a lo que debemos unir la complejidad de distinguir entre los datos publicados aquellos pertenecientes a esta forma, máxime teniendo en cuenta las tempranas fechas de su publicación y el carácter fragmentario de algunas piezas (problemática en Lagóstena, 2004, 212-213). Apenas una decena de marcas, caracterizadas por aparecer selladas casi exclusivamente en la base del asa, y con única línea horizontal, con pocos caracteres, mayoritariamente cognomina abreviados (corpus en Lagóstena, 2001, nº 6, 19, 40, 62, 78, 85, 86, 100, 110, 123, 126 y quizás 33, 136 y 145).