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Dario Bernal Casasola, «Beltrán 72 (Baetica coast)», Amphorae ex Hispania. Landscapes of production and consumption (http://amphorae.icac.cat/amphora/beltran-72-baetica-coast), 08 July, 2016

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Constituye una forma que, a pesar de su escasa representatividad, sí ha sido objeto de atención por la bibliografía especializada. Fue definida por Beltrán con el nº 72 de su clasificación, en función de sendos ejemplares de Mérida y de Jaén (1970, 573). Con posterioridad fue precisada su tipología, aportando por primera vez evidencias para su datación en torno a mediados del s. III (Mayet, 1990, 32-33). El pecio Cabrera III fue el que permitió la identificación de un ejemplar completo (figura 1), y a partir de entonces su inclusión en las obras de referencia, siendo inicialmente considerada un ánfora de manufactura lusitana (Sciallano y Sibella, 1991, 65).

Figura 1.- Beltrán 72 completa del pecio Cabrera III (Bost et alii, 1992, 149, fig. 16, 5)

A pesar de que la misma no está incluida en la tipología “oficial” de las ánforas lusitanas de Dias Diogo, sí está atestiguada su manufactura en talleres portugueses, desde la zona del Tajo hasta el Cabo de San Vicente –Martinhal- (Fabião, 2004, fig. 9 y 13, infra dextra). Muchos ejemplares de esta forma no han sido objeto de estudio específico reciente, como los de los pecios de Chrétienne D, des Catalans o Sud Lavezzi 1 (Sciallano y Sibella, 1991, 65), por lo que no resulta posible clarificar el origen lusitano o bético de muchos de estos ejemplares, siendo necesario un estudio de detalle al respecto en el futuro.

Se trata de unas ánforas de dimensiones reducidas de altura máxima (70 – 80 cms.), siendo ésta su característica más definitoria, junto al característico cuerpo piriforme. Se ha propuesto la existencia de dos variantes de borde (Bernal, 2001, 286-287): la primera o variante A con borde de sección triangular (figura 2), que se asemeja a una Beltrán II A evolucionada de reducido formato; y la B, con borde circular engrosado al exterior (figura 3), que en el alfar de los Matagallares aparece moldurado y muy sinuoso (Bernal, 1998, 263-267, figs. 95 y 96). Ambas conviven en el mismo pecio, por lo que parece evidente que no responden a una evolución tipológica. Las asas son alargadas y de sección oval, y cubren el borde totalmente, uniéndose al ejemplar por la zona superior de la panza. El cuello no aparece diferenciado de la pared por carena alguna, más allá de una inflexión muy tenue que se produce al incrementarse de anchura el cuerpo, de tendencia piriforme, justo bajo el arranque inferior de las asas. El pivote es cónico invertido, uniéndose a la panza por una marcada carena.

Figura 2.- Detalle del borde de un ejemplar de la variante A de la Beltrán 72 (Bost et alii 1992, 162, fig. 29, 2) Figura 3.- Ejemplar de la variante B del tipo Beltrán 72 (Bost et alii, 1992, 163, fig. 30, 2)

Da la impresión de que existen varios módulos, el estándar, cuyas dimensiones son las anteriormente referidas, y otro de tamaño mucho más reducido, que llega incluso a los 30 cms. como sucede con un ejemplar de Jaén (Bernal, 2001, 306, fig. 21, D) o con los recientemente publicados en Mérida, en torno a un pie de altura (figura 4). De ahí que propongamos la conveniencia de la distinción entre Beltrán 72 y las de módulo reducido o Beltrán 72 parvae, en una línea que conocemos bien para los envases béticos toardoantiguos (Bernal, 2001, 345, 306-307).

Figura 4.- Beltrán 72 procedentes de Emerita Augusta (Bustamante, 2011, 37, fig. 20)